jueves, 13 de mayo de 2010


Tenía respeto hacia tu persona, después de todo lo que me enteré, se me fue todo; olvidé hasta de tu nombre, olvidé que te amaba y que daba la vida por tí y por tu amor absoluto.




Jamás veniste a perdime perdón, jamás veniste a dar la cara y decirme una vez en tu vida la verdad. Hoy se te dá por llamar, diciendo que me amas. Yo río y digo, vos no sos al que conocí; me mostraste una persona la cuál no eras, si me hubiera dado cuenta de la mierda que eras, jamás te hubiera dado ni la hora. Es tarde para lamentaciones, pero todavía estoy a tiempo de hacer de mi vida amorosa lo más hermoso de todo lo que me pudo pasar. No con vós, sinó con el, el que me curó. El que aprobecha todo lo que le puedo dar.

Estoy de luto, a causa de tu crimen. Asesinaste todo mi amor. ¡Todo! Pero como el ave fenix, renace hoy de las cenizas un rencor inexplicable hacia tí. Desprecio y soberbia, es lo que te espera los proximos días hasta que deje de ver tu cara.